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Cuatro aspectos que debes tener en cuenta en la suscripción de un seguro D&O
Dentro de las necesidades de tus clientes profesionales y empresas, el Seguro de Administradores y Directivos (D&O por sus siglas en inglés) es un producto cada vez más solicitado, ya que estos profesionales son cada vez más conscientes de que la toma de decisiones al frente de sus empresas, propia de la naturaleza de sus cargos, en caso de no ser adecuadas conlleva la asunción de riesgos y responsabilidades que puede derivar en demandas de terceros (clientes, proveedores, accionistas…) comprometiendo su patrimonio personal. Ante esta situación y en un marco de creciente cultura litigiosa procedente del mundo anglosajón, el seguro D&O aparece como una herramienta preventiva.
No obstante, para cumplir con este objetivo, otorgando la máxima seguridad a los asegurados, es clave que como corredor tengas en cuenta algunos aspectos importantes. De lo contrario, el seguro D&O ofrecerá una falsa seguridad a los administradores y directivos que podrían encontrarse con un disgusto en caso de percance.
Qué tener en cuenta en los seguros para directivos
Repasemos estas cuatro cuestiones clave que debes tener en cuenta en la suscripción de un seguro para Administradores y Directivos:
1. Asegurado
Cuanto más amplio sea el concepto de asegurado/s, mejor. Es importante tener en cuenta a los profesionales que hayan ocupado puestos directivos y de administración en el pasado, presente y futuro. Lo habitual es que el seguro contemple también aquellos que presten sus servicios en sociedades filiales o participadas.
2. El ámbito territorial.
Es la zona geográfica en la que se aplican y son efectivas las garantías de la póliza. Los negocios son cada vez más globales. Muchas empresas españolas necesitan expandirse y trabajar fuera de nuestras fronteras, más allá incluso de la Unión Europea. Como corredor debes constatar que la póliza establece correctamente el ámbito territorial para el que ofrece cobertura. De nada serviría, por ejemplo, a una empresa juguetera que exporta a todo el mundo que ese ámbito quedara restringido a Europa si el 40% de su cartera de clientes se encuentra fuera del Viejo Continente.
3. El ámbito jurisdiccional.
Lo ideal sería que el ámbito territorial y el jurisdiccional (aquellos países y territorios cuyos tribunales son competentes para dirimir y resolver las posibles reclamaciones y demandas) coincidieran. Pero no siempre es así, por lo que tendrás que estar atento para que coincida lo máximo posible. No tendría mucho sentido que tu cliente tuviera cobertura para todo el mundo excepto para Estados Unidos y Canadá y el ámbito jurisdiccional quedara restringido a España o la UE. En cualquier caso, debes velar para que el área territorial principal de actividad de tu cliente coincida con al área jurisdiccional, lo que sin duda le evitará sobresaltos en caso de percance.
4. El ámbito temporal.
Una póliza se puede constituir en base a dos ámbitos temporales, “claims made” y “loss occurence”, dos términos anglosajones de gran relevancia.
En el primer caso, el más habitual en los seguros D&O, se consideran cubiertos por el seguro aquellos daños que sean objeto de reclamación durante la vigencia de la póliza, al margen de cuál fue el momento en que se produjo el hecho causante o la exteriorización del daño y siempre que el cliente no sea conocedor de ningún hecho que pueda conllevar a conocer una reclamación. En este caso, de cobertura retroactiva o “claims made”, esta suele ser ilimitada o hasta la fecha de declaración de un siniestro anterior, o la constitución de la sociedad, aunque no es extraño que la aseguradora fije un límite temporal.
Con la fórmula “loss occurence” se cubren las reclamaciones de hechos ocurridos o conocidos durante la vigencia del contrato aunque el cliente puede contratar un tiempo posterior a la anulación, que se denomina periodo de descubrimiento (en “claims made” también puede contratarse la cobertura de este periodo de descubrimiento).
Hay que tener mucho cuidado a la hora de cambiar de un seguro bajo la fórmula “claims made” a uno de “loss occurence” porque el asegurado podrá quedar con un periodo sin cobertura al no disponer de la retroactividad que ofrece el primero.
A estas claves hay que unir las habituales que un corredor de seguros tiene siempre en cuenta cuando asesora a su cliente: coberturas y exclusiones; límites y sublímites asegurados y la solvencia y experiencia de la aseguradora. En un mercado duro en el que se impone el rigor técnico, contar con una compañía especialista, con larga trayectoria y con herramientas para el corredor que faciliten la contratación siempre es un plus.