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¿Te imaginas no haber tenido la oportunidad de emocionarte con el gol de Iniesta en el mundial de 2010 por un ciberataque? ¿Qué hubiera pasado si, tras 115 minutos de partido contra Holanda, la emisión más vista de la historia de la TV en nuestro país se hubiera ido a negro? Aunque parezca una escena más digna de película de Alex de la Iglesia, una pesadilla similar a esta es la que vivieron los 200 millones de espectadores de la SuperBowl 2020 que enfrentaba a los Kansas City Chiefs y a los San Francisco 49ers el pasado domingo.
Y es que, tal como explica la publicación CyberSecurity news, la edición 100 de la SuperBowl pasará a la historia por ser la primera SuperBowl super hackeada. “Millones de fans en todo el mundo, a 2 minutos y pico para el final del partido (con marcador apretado) se quedaron sin ver la resolución de un partido que acabó… pero no se sabe cómo.”
Con el calendario de importantes eventos deportivos que 2020 nos tiene preparado, las empresas proveedoras de cualquier tipo de servicio asociado a estos acontecimientos deben reforzar su estrategia de ciberseguridad y evitar que situaciones iguales o peores vividas en la Superbowl se repitan.
Microsoft ya alertaba en uno de sus últimos informes de inteligencia sobre la detección de importantes cibertaques, dirigidos a autoridades antidopaje y organizaciones deportivas de todo el mundo, provenientes del grupo de hackers rusos llamado Strontium
Aunque la ciberseguridad viene siendo una preocupación para el Comité Olímpico Internacional y las naciones anfitriones desde hace casi dos décadas, los grandes eventos deportivos están cada vez más conectados e integrados con la tecnología, lo que a su vez amplía los riesgos de convertirse en objetivo de los hackers. Pensemos en la Eurocopa 2020 (12 de junio-12 de julio) o los Juegos Olímpicos de Tokio cuya ceremonia inaugural tendrá lugar el 24 de julio. Estos importantes macroeventos contarán con la atención de los fans de medio mundo y su visualización será posible gracias a un sinfín de plataformas de retransmisión que no pueden permitirse el lujo de fallar.
Además, los posibles ataques no estarán solo dirigidos a los servicios de transmisión; a día de hoy existen toda una serie de riesgos asociados a las tecnologías inteligentes utilizadas para medir el rendimiento y los resultados de cada una de las prácticas deportivas que también son susceptibles de convertirse en el blanco de los atacantes. Por otro lado, los servicios de venta de entradas, TI, infraestructuras o incluso datos personales de los deportistas y asistentes pueden verse comprometidos.
Las empresas e individuos deben tomar conciencia sobre las acciones que deben llevar a cabo para protegerse ante este tipo de ataques. Es importante mantenerse informado sobre las posibles vulnerabilidades e invertir importantes recursos en la formación y concienciación de los empleados: además, activar medidas básicas de ciberseguridad como el cambio frecuente de contraseñas o el uso de la doble autenticación y, puesto que nadie está exento de sufrir un ciberataque, contar con un seguro que ayude a mitigar el impacto de un ataque y permita dar continuidad al negocio.
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