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En el vertiginoso mundo de la tecnología, la seguridad es una preocupación constante. Con el aumento de las amenazas de ciberseguridad, empresas como Apple o Google han implementado medidas de seguridad sofisticadas para proteger la información sensible de los usuarios en sus dispositivos, tanto en iPhone como en Android. Sin embargo, a pesar de todas estas precauciones, a menudo nos encontramos en una situación paradójica: toda nuestra seguridad puede depender de tan solo 4 dígitos.
El PIN de 4 dígitos ha sido durante mucho tiempo una característica omnipresente en los dispositivos móviles. Este código, que originalmente fue diseñado para ofrecer una capa adicional de seguridad, se ha convertido en un punto débil en la defensa de nuestros datos. La mayoría de las personas eligen códigos sencillos y fáciles de recordar, como fechas de cumpleaños o secuencias numéricas simples, lo que hace que sus dispositivos sean vulnerables a ataques de fuerza bruta o simplemente a ser observados por terceros.
La relevancia de este punto se encuentra en que, pese a los mecanismos más robustos de seguridad biométrica (reconocimiento facial, de iris o de huella dactilar) que se encuentran presentes ya en la totalidad de los dispositivos móviles, tras repetidos fallos, se nos vuelve a preguntar por ese PIN de 4 dígitos para demostrar que somos quien decimos ser. Es decir, todas las medidas de seguridad más avanzadas se apartan para dejar paso a una llave maestra de 4 dígitos.
Con esta simple información que, generalmente, cualquiera podría averiguar observándonos detenidamente en cualquier momento que tengamos que introducir el PIN, las posibilidades de modificar la configuración de nuestro dispositivo móvil son infinitas: desde acceder a todas las aplicaciones (salvo las que hayamos puesto una contraseña adicional), realizar compras con las tarjetas que tengamos guardadas en el teléfono con Apple Pay o Google Pay, visualizar todas las contraseñas que tengamos almacenadas en el gestor de contraseñas del teléfono hasta eliminar la cuenta y resetear el dispositivo (en caso de que nos lo hayan robado) para proceder a su uso limpio por parte de otro usuario.
Afortunadamente, tanto Apple como Google ya ofrecen a sus usuarios la opción de utilizar contraseñas más seguras en lugar de un PIN de 4 dígitos. Esta función permite a los usuarios crear contraseñas alfanuméricas más complejas, que son mucho más difíciles de adivinar o descifrar. Sin embargo, a pesar de esta opción, la mayoría de usuarios sigue optando por la comodidad de un PIN de 4 dígitos, poniendo en riesgo la seguridad de sus dispositivos y la privacidad de su información. Esto hace que frases como la habitual “Apple es más seguro que Android”, solo sean ciertas en la medida que hagamos uso de las capacidades de seguridad que los fabricantes ponen a nuestra disposición.
En esta línea, recientemente, Apple ha introducido una nueva característica en sus dispositivos iPhone que permite a los usuarios configurar el que ciertas modificaciones de seguridad solo se puedan realizar desde ubicaciones conocidas o consideradas habituales. Esta medida adicional busca evitar que, en caso de robo o pérdida del teléfono, puedan quitar nuestra cuenta del dispositivo, eliminar las aplicaciones de rastreo remoto del dispositivo o ver nuestras contraseñas o información de pago, añadiendo otra capa de protección a la seguridad del dispositivo.
En última instancia, la seguridad de nuestros dispositivos móviles depende en gran medida de las decisiones que tomamos como usuarios. Aunque las compañías nos ofrecen numerosas medidas de seguridad avanzadas, es nuestra responsabilidad aprovechar al máximo estas herramientas para proteger nuestra información personal y profesional. Optar por contraseñas más seguras y utilizar funciones adicionales de seguridad puede marcar la diferencia entre mantener nuestros datos seguros o exponerlos a posibles amenazas.
En un mundo digital en constante evolución, es crucial priorizar la seguridad, en todo momento, para que toda nuestra seguridad no gire en torno a tan solo 4 dígitos. ¡Espero veros en el artículo del mes que viene!