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¿Quién no ha oído hablar de ChatGPT? Esta herramienta de IA ha revolucionado la manera en que interactuamos con la tecnología y así debería ser, pues hay investigaciones, como ésta de la Harvard Business School, que ya están poniendo de manifiesto la ventaja de incorporar estos modelos en nuestro trabajo. De hecho, ya se está empezando a ver la diferencia entre quien usa la Inteligencia Artificial como un asistente, sólo para delegar ciertas cosas, de quien la usa de manera totalmente integrada con el resto de su información, como un ciborg; siendo estos últimos los que mayor provecho están consiguiendo de la misma. Pese a esto, ¿somos conscientes de los riesgos de seguridad y privacidad que implica su uso?
Al igual que no dejaríamos la puerta de nuestra casa o empresa abiertas de par en par, no deberíamos exponer nuestra información personal o sensible a estos modelos de IA sin unas consideraciones previas de seguridad. Es esencial educar a usuarios y desarrolladores sobre la importancia de no compartir datos sensibles. Una primera regla sencilla: imagina que cada palabra que le dices a ChatGPT pudiera ser escuchada por alguien más, por lo que ten cuidado con lo que compartes.
Para las empresas, lo primero que resulta relevante es establecer políticas o reglas claras sobre la información que se puede y no se puede ingresar y el uso permitido de la IA. Ya sabemos que prohibirlo no es una opción, porque renunciamos a ventajas muy significativas y, seguramente, los empleados lo sigan utilizando. Pero se puede impartir concienciación, además de establecer medidas más exhaustivas. Por ejemplo, se puede establecer un filtro de navegación con herramientas como un proxy web que impida la subida de ciertos ficheros a herramientas como Chat-GPT.
Además, la propia integración de la IA en las redes de comunicaciones de la empresa no es trivial. Dado que es un sistema que se encuentra fuera de nuestro control, tenemos que prevenir que las comunicaciones se puedan ver comprometidas por terceros, para lo que necesitamos de mecanismos como el cifrado de las comunicaciones o las VPN (de este mecanismo en concreto hablé en otro artículo de este blog). No es solo conectar ChatGPT a tus sistemas; es asegurarse de que los datos viajen seguros y sean accesibles sólo para los ojos indicados.
El siguiente punto clave, una vez tenemos un nivel de seguridad razonable en la integración y en las comunicaciones, es la privacidad de los datos. Aunque hayamos limitado la subida de ciertos ficheros o el envío de cierta documentación, la información que seguimos proporcionando para que nos ayude puede ser sensible o incluso, si se usa de manera agregada, llegar a deducir información confidencial (ej.: le pido a chat GPT, sin decir nombre de mi empresa, que me vaya pasando y explorando diferentes negocios que estoy valorando comprar o adquirir como parte de mi estrategia de expansión. Finalmente, si se llega a producir la compra de alguno de estos y se publicita, al estar chat-GPT conectado a Internet para aprender, pasa a deducir qué empresa eres y cuáles son tus otras opciones de expansión). Por ello, no solo debemos asegurarnos de anonimizar (literalmente reemplazando) nombres y demás información identificativa, sino que debemos hacer un esfuerzo por plantearnos: “Si esto que subo llegara a filtrarse tal cual, ¿qué información podrían llegar a deducir?” De esta forma, nos estaremos anticipando y previniendo los riesgos más relevantes, actualmente, del uso de estos modelos.
En resumen, abrazar la IA en nuestras vidas y negocios es, no sólo emocionante, sino también necesario y, probablemente, marcará un antes y un después clave; pero conlleva una gran responsabilidad. Garantizar la seguridad y privacidad en el uso de herramientas como ChatGPT no es sólo responsabilidad de las empresas que gestionan estas herramientas, sino también nuestra, como usuarios. No es sólo tecnología; es cuidar de nosotros mismos y de nuestro entorno digital. Espero que este artículo os anime a lanzaros a explorar esta nueva tecnología con seguridad. ¡Nos vemos el mes que viene!